Se pronuncia "gúi-doc".
Viendo Anthony Bourdain y sintiendo una ligera comezoncilla en mis partes pudendas, ya tengo una razón más por la cual visitar Seattle. La primera, mi foto en el Space Needle, bebiendo un Starbucks en la ciudad donde se originó.
La segunda, el geoduck.
Y se preguntará el lector, ¿qué es el geoduck? Bueno... una imagen dice más que mil palabras.
¿Verdad que los eufemismos están a la orden del día?
Sin embargo, no es su apariencia fálica lo que me llevaría a buscarlo a Seattle.
Este molusco de proporciones monstruosas representa un reto al buscarlo y según Tony Bourdain, es una delicia.
Y si Tony lo dice, es porque es cierto.
Porque déjenme les cuento, limeños, que a mí los moluscos, en especial los caracoles, me vuelven loca. Y un molusquito de tamaño familiar (sin mencionar, nuevamente, si apariencia... em... eso) simplemente provoca que se me haga agua la boca. Comer bocaditos de geoduck con limoncito y sal, sería un manjar. O con un poquito de salsa Tabasco, incluso algo de mantequilla, sal y hierbitas. Shit, ya me dio hambre.
De hecho, en mi próximo cumpleaños, mis papás deben llevarme al centro asturiano por unos caracolitos... riquísimos... y por supuesto una fabada y un plato de encurtidos. Oh hell, ya quiero que sea septiembre.
Y ya quiero que sea febrero, para partir... porque aquí en esta ciudad la gente está loca de la cabeza... y yo, piors!
Viendo Anthony Bourdain y sintiendo una ligera comezoncilla en mis partes pudendas, ya tengo una razón más por la cual visitar Seattle. La primera, mi foto en el Space Needle, bebiendo un Starbucks en la ciudad donde se originó.
La segunda, el geoduck.
Y se preguntará el lector, ¿qué es el geoduck? Bueno... una imagen dice más que mil palabras.
¿Verdad que los eufemismos están a la orden del día?
Sin embargo, no es su apariencia fálica lo que me llevaría a buscarlo a Seattle.
Este molusco de proporciones monstruosas representa un reto al buscarlo y según Tony Bourdain, es una delicia.
Y si Tony lo dice, es porque es cierto.
Porque déjenme les cuento, limeños, que a mí los moluscos, en especial los caracoles, me vuelven loca. Y un molusquito de tamaño familiar (sin mencionar, nuevamente, si apariencia... em... eso) simplemente provoca que se me haga agua la boca. Comer bocaditos de geoduck con limoncito y sal, sería un manjar. O con un poquito de salsa Tabasco, incluso algo de mantequilla, sal y hierbitas. Shit, ya me dio hambre.
De hecho, en mi próximo cumpleaños, mis papás deben llevarme al centro asturiano por unos caracolitos... riquísimos... y por supuesto una fabada y un plato de encurtidos. Oh hell, ya quiero que sea septiembre.
Y ya quiero que sea febrero, para partir... porque aquí en esta ciudad la gente está loca de la cabeza... y yo, piors!
1 comment:
A mi casi ni me gusta nada salido del mar xD¡
y psss el Geoduck no se me antoja nadita pero pss cada quién no??XD¡¡¡
Un abrazo Brux¡
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