Y que se me viene el karma de trancazo encima...

Por andar de "liviana", por quererme sacar la espinita del escritor/pintor, por querer borrarme una ligera obsesión con él, que se me deja venir el karma con todo su peso en la carota.

¿Cómo se le puede llamar a un hombre "cockteaser"? ¿Cuntteaser?

Ah, pues el escritor/pintor es un cuntteaser. De campeonato. Oficialmente estoy curada de él.

Les apuesto que ni el editor ni el artista me hubieran hecho una jalada así. Ah, pero no... de ellos también me curé.

Ni modos, a esperar a Negrous... cuarentena, como receta Jan.

Niños, no lo intenten en casa.

El fin de semana me sentía muy, muuuuuy mal. Así que me retiré a los aposentos de descanso de la familia Cabrera Meneses, quienes amablemente me alojaron, en compañía de Mademoiselle Janin y Sir Jonathan. También asistió como invitada la Srta. Karla, quien completó el entourage.

Esperábamos plácidamente la llegada de las viandas, cuando decidí realizar un experimento. Audaz y activa como soy, quise inventar un nuevo deporte, que involucraba un objeto del mobiliario y los verdes prados de la propiedad.



Como se explica la imagen por sí misma, la fricción entre el cojín y el pasto fue demasiada. Las consecuencias, catastróficas. Cabe mencionar que la empresa fue fallida y el deporte no tendrá éxito.

Tal vez si lo intento en hielo...