Tuesday, May 18, 2010
Saturday, May 08, 2010
El propósito.
La verdad, es que nunca tuve claro por qué escribía en este blog. Que si por ser una attention whore, que si por educar a las masas incultas, que si por comunicar todo y cada uno de los detalles de mi vida (guardando mi debida discreción, por supuesto), que si porque mamá siempre quise ser blogstar.
Y es que cuando no era el blog, fueron los podcasts, cuando no fueron los podcasts, fue el programa de radio de elcerebro.com y antes de eso, estaban mis pininos como periodista, "El Espiráculo", un correo que le mandaba a mis poquitos contactos con un artículo de algún tema específico, un mail que entre RV y RV, llegó a tierras tan desconocidas y remotas como España, desde donde me escribían para decirme lo mucho que les gustaba mi estilo.
Así que realmente, ya tiene mucho y muchas maneras desde que me comunico con el resto de la gente. La que me conoce, pero sobretodo la que no, porque la gente que me importa se enteran de primera mano (con sus excepciones, ¿verdad Marichó?).
Pero nunca supe bien por qué el blog. Por qué el Twitter no me satisface, por qué el status de FB y Live no son suficiente.
El blog era mi catarsis. Cuando había cosas que tal vez me apenaba compartir con mis amigas, cuando me entraban las ideas de imprevisto, cuando sentía que algo era tan brillante o interesante como para compartirlo con mis 18 lectores, no tardaba en escribirlo.
El blog era un sustituto de algo que me hacía falta. De alguien con quien compartir absolutamente todo, mis temores, mis alegrías, mis ideas hasta las más locas, sin temor a la crítica corrosiva.
Esa persona tardó en llegar, pero por fin lo hizo. Y el blog perdió total significado para mí. Resultaba una pérdida de tiempo, me olvidé que hay gente que se entretiene leyéndome y es que eso también perdió significado. Ahora sí que a ver al cine y a divertirse al teatro.
Y pude haber platicado sobre esa persona, tantísimas cosas en este blog, pero me limité a dos post publicados y uno que decidí borrar, porque en Twitter me dijeron que soltaba demasiada información. Pero eso no impidió que le creara su propio tag. Y es que sentía que mi vida con Gboy eran tan MÍA, que egoistamente dije NO. No pienso compartirlo con ustedes. Porque en el pasado compartía todo y todo se iba a la chingada y ésta es la única vez en la que NO QUIERO que las cosas se vayan a la chingada, así que decidí que, por si las dudas, no le iba a poner un jynx al hablar de él.
Oh, pero no se preocupen, lectores, ustedes saben que yo siempre encuentro una manera para echar a perder las cosas. Y este caso no es diferente. Me encuentro atorada en un revés que me tiene confundida, apendejada, temerosa. Ésto de preocuparse, de interesarse, de encariñarse, es un negocio difícil. Con razón mucha gente evita (o evitábamos) hacerlo.
No, queridos, no me estoy rindiendo, está muy cabrón que me rinda, porque parte de que algo te importe es que no lo dejes ir tan fácil. Podría decir "bah, no vale la pena el esfuerzo", ¿pero saben una cosa? Sí vale la pena el esfuerzo. Porque a final de cuentas, lo que todos nosotros hedonistas queremos, es alcanzar la felicidad y el placer en todos los aspectos de nuestras vidas. Y no siempre es fácil. Pero en este caso vale la pena.
Sólo que este pequeño revés me deja corta de un confidente. Me quedé sin nadie a quien decirlo lo de la shit que me siento hoy. Y para variar, se refleja en mi cuerpo, se refleja en mi estado de salud. Traigo tal confusión en las entrañas, que ya se imaginarán los efectos que tiene en mi barriga. No no no no no les cuento.
Entonces, así cabizbaja y con el rabo entre las patas, regreso a mi blog para tratar de sacar un poco de toda esta maraña que siento. Del coraje y la tristeza que siento por descubrirme de una manera desconocida para mí y descubrir reacciones nuevas.
Lo ENOJADÍSIMA que estoy por descubrir los dobles estándares por los que nos hemos estado juzgando. Descubrir que muchas veces he decidido doblar las manos por miedo de perder lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Todo sea por no hacer más grandes las cosas, ¿verdad?
¿Y dónde quedé yo?
La verdad, es que no sé. Pero si me ven, porfas indíquenme el camino, porque ando re perdida. Porque después de tanto tiempo de estar sola, de SER sola, lanzarme a una fusión entre dos personas para volverme una mitad y luego sentirme separada, es la sensación más horrenda del mundo. Porque si antes estaba sola, por lo menos estaba completita. Pero ahorita soy una mitad perdida en el mundo, viendo a través de un ojo y brincando en un solo pie.
Y es que cuando no era el blog, fueron los podcasts, cuando no fueron los podcasts, fue el programa de radio de elcerebro.com y antes de eso, estaban mis pininos como periodista, "El Espiráculo", un correo que le mandaba a mis poquitos contactos con un artículo de algún tema específico, un mail que entre RV y RV, llegó a tierras tan desconocidas y remotas como España, desde donde me escribían para decirme lo mucho que les gustaba mi estilo.
Así que realmente, ya tiene mucho y muchas maneras desde que me comunico con el resto de la gente. La que me conoce, pero sobretodo la que no, porque la gente que me importa se enteran de primera mano (con sus excepciones, ¿verdad Marichó?).
Pero nunca supe bien por qué el blog. Por qué el Twitter no me satisface, por qué el status de FB y Live no son suficiente.
El blog era mi catarsis. Cuando había cosas que tal vez me apenaba compartir con mis amigas, cuando me entraban las ideas de imprevisto, cuando sentía que algo era tan brillante o interesante como para compartirlo con mis 18 lectores, no tardaba en escribirlo.
El blog era un sustituto de algo que me hacía falta. De alguien con quien compartir absolutamente todo, mis temores, mis alegrías, mis ideas hasta las más locas, sin temor a la crítica corrosiva.
Esa persona tardó en llegar, pero por fin lo hizo. Y el blog perdió total significado para mí. Resultaba una pérdida de tiempo, me olvidé que hay gente que se entretiene leyéndome y es que eso también perdió significado. Ahora sí que a ver al cine y a divertirse al teatro.
Y pude haber platicado sobre esa persona, tantísimas cosas en este blog, pero me limité a dos post publicados y uno que decidí borrar, porque en Twitter me dijeron que soltaba demasiada información. Pero eso no impidió que le creara su propio tag. Y es que sentía que mi vida con Gboy eran tan MÍA, que egoistamente dije NO. No pienso compartirlo con ustedes. Porque en el pasado compartía todo y todo se iba a la chingada y ésta es la única vez en la que NO QUIERO que las cosas se vayan a la chingada, así que decidí que, por si las dudas, no le iba a poner un jynx al hablar de él.
Oh, pero no se preocupen, lectores, ustedes saben que yo siempre encuentro una manera para echar a perder las cosas. Y este caso no es diferente. Me encuentro atorada en un revés que me tiene confundida, apendejada, temerosa. Ésto de preocuparse, de interesarse, de encariñarse, es un negocio difícil. Con razón mucha gente evita (o evitábamos) hacerlo.
No, queridos, no me estoy rindiendo, está muy cabrón que me rinda, porque parte de que algo te importe es que no lo dejes ir tan fácil. Podría decir "bah, no vale la pena el esfuerzo", ¿pero saben una cosa? Sí vale la pena el esfuerzo. Porque a final de cuentas, lo que todos nosotros hedonistas queremos, es alcanzar la felicidad y el placer en todos los aspectos de nuestras vidas. Y no siempre es fácil. Pero en este caso vale la pena.
Sólo que este pequeño revés me deja corta de un confidente. Me quedé sin nadie a quien decirlo lo de la shit que me siento hoy. Y para variar, se refleja en mi cuerpo, se refleja en mi estado de salud. Traigo tal confusión en las entrañas, que ya se imaginarán los efectos que tiene en mi barriga. No no no no no les cuento.
Entonces, así cabizbaja y con el rabo entre las patas, regreso a mi blog para tratar de sacar un poco de toda esta maraña que siento. Del coraje y la tristeza que siento por descubrirme de una manera desconocida para mí y descubrir reacciones nuevas.
Lo ENOJADÍSIMA que estoy por descubrir los dobles estándares por los que nos hemos estado juzgando. Descubrir que muchas veces he decidido doblar las manos por miedo de perder lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Todo sea por no hacer más grandes las cosas, ¿verdad?
¿Y dónde quedé yo?
La verdad, es que no sé. Pero si me ven, porfas indíquenme el camino, porque ando re perdida. Porque después de tanto tiempo de estar sola, de SER sola, lanzarme a una fusión entre dos personas para volverme una mitad y luego sentirme separada, es la sensación más horrenda del mundo. Porque si antes estaba sola, por lo menos estaba completita. Pero ahorita soy una mitad perdida en el mundo, viendo a través de un ojo y brincando en un solo pie.
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