Life's good, definitivamente. Aunque duele un poco crecer. Bueno, no duele, pero cuesta trabajo. Convertirse en adulto. Darse cuenta que lo que hagas el fin de semana lo pagarás el resto de la semana, not the other way around.
Ayer fue una noche de sobriedad voluntaria. Decidí no beber, ¿y saben qué? Sí cuesta trabajo agarrar el desmadre, pero con el tiempo uno se va acostumbrando. Ya fumo menos, bebo menos y de verdad, los dientes y las uñas los tengo más blancos. Después de una semana de pésima piel, ahorita ya agarró su patín y se le quitaron los granos. Ahora sólo falta arreglar el pedo de la alimentación y mi vida estará back on track (encaminada).
A propósito. Se han quejado de mi spanglish, así que de ahora en adelante le daré una releída a mis posts para detectar los spanglishismos y explicarlos. O sea, chale, lo que hago por ustedes.
Sobre mi trabajo... jajaja, sí ya sé, pero no tengo de otras cosas de qué hablar: cada día lo amo más. A pesar de los altibajos, como el hecho de que no me fui a Culiacán porque cancelaron el evento, todo está poca madre. Pasé mi mes de prueba y me quedan dos meses de beca. Después de eso, espero que me empleen.
La semana antepasada me mandaron a un evento en el Zócalo, por cierto deben ir: es la muestra artesanal y gastronómica del Edo. de México en las instalaciones de Arte de México para el mundo. Es un espacio dirigido a los turistas con muuuuuuucho dinero. Lo que puedes encontrarte en un mercado del Edomex a 100 o 200 pesos, digamos un trabajo de cestería o textil, en la tienda del lugar te sale en 700 maracas.
Conocí en la inauguración de esta onda a gente muy interesante, como unas personas que hacen "ecoarte", pronto les subiré la entrevista a un podcast. Además, bebí algo muy rico llamado Nevado de Toluca, un cocktail parecido a un Alfonso XIII, pero no sé si hecho con mezcal o un licor más fuerte que el de café. Rico. Al domingo siguiente del evento, regresé con mis padres y probé las tostadas azules de trucha, muuuuuy buenas. Este es un platillo de la muestra del Edomex, pero también comí la costilla cargada en salsa de pipián, que forma parte del menú permanente del restaurante, y muy bueno, con tortillitas azules. Y sí es un poco alto el precio, pero lo vale. Sólo la comida y la vista, porque el servicio PÉSIMO. Pero ahí sí nos compensaron, y las bebidas nos salieron gratis. Lástima que nunca le llevaron su limón a mi mamá.
Este lugar se encuentra en Monte de Piedad No. 11, en el lado derecho de la Catedral. El restaurante en el sexto piso, da una vista maravillosa del Zócalo, incluso a veces se pueden ver los volcanes.
El jueves pasado fui a cubrir un evento de Alberta, Canadá. Fue un desfile de modas, patrocinado por la oficina de promoción de Canadá. El diseñador, Paul Hardy, bieeeen simpático, platicamos un rato de pendejadas y todo muy chingón. El evento estuvo padre y recordé por qué me gusta tanto mi chamba. Llegué y el trato de lo mejor para los pocos medios que asistimos. Creo que yo era la única de radio. Llegando, mi registro, mi gafete y búscate un buen lugar para ver el evento. Inmediatamente me puse a ubicar a la gente importante, y cuando lo hice, llegué con mi mejor actitud esperando recibir la peor y para nada. El representante de Travel Alberta en México, de lo más amable, me dio una entrevista e hizo que me mandaran a Jenni Dunbar, su símil en Canadá. La mujer de lo más solícita, también me concedió la entrevista y wow.
Ya conseguidas las entrevistas, me dispuse a disfrutar de la velada y me bebí algunas copas de tinto, con canapés y sushi, todo muy bueno. Había martinis, pero no me parecía una noche de experimentos, además eran azules y verdes, y la noche ya era bastante snob como para echarle más.
Después tuve la oportunidad de hacer dos entrevistas más, una de esas fue a Paul Hardy, que igual subiré después. Es super divertido ser periodista, y miren que desde que entré a comunicación se me quitaron las ganas de serlo. Ahora recuerdo por qué quería estudiar periodismo y no comunicación. Pero igual si hubiera estudiado periodismo, no tendría las herramientas que me dio estudiar Relaciones Públicas y otras cosas.
El viernes me tocó ir a checar el programa a la estación en Polanco. Previamente en el día tuve que ir a recoger las cortesías a la Torre Latino que íbamos a regalar en el programa, así que fui a conocer a las invitadas que tendríamos en la noche. Platiqué con ellas un buen rato y nos caímos bien, entonces para cuando llegaran al programa, sería yo quien las recibiera y las hiciera sentir cómodas. Las mujeres llegaron tardísimo, porque se perdieron, pero al final el programa resultó satisfactorio. No muy bueno, pero satisfactorio. Y fue chingón involucrarse en la producción, cuando una sólo tiene que ver con la preproducción.
Esta semana toca tranquila, porque casi toda la oficina se fue a Acapulco al Tianguis Turístico. Yo me quedé, porque como se estaba contemplada mi estadía en Culiacán hasta el sábado, no planearon mi viaje, pero no hay problema. A Culiacán igual iré en Abril y sola, lo cual me da gusto porque... creo que de eso ya hablé.
Finalmente, no puedo quejarme más de lo que puedo agradecer. Tengo amigos grandiosos, compañeros de trabajo agradables, una familia muy conflictiva pero siempre amorosa. ¿Qué más puedo pedir, si apenas me da tiempo de cuidar a los que quiero? Tal vez eso: pedir tiempo. Pedir la fuerza para que no me agarren las prisas y que en el proceso de adultización (tómala, Real Academia de la Lengua) no se me sequen las ganas, ni la risa, ni el amor. Extraño muchas cosas y a mucha gente, pero me quedan muchas más cosas y gente por conocer, así que no me apuro. Todo a su tiempo y a su debido precio.
Ayer fue una noche de sobriedad voluntaria. Decidí no beber, ¿y saben qué? Sí cuesta trabajo agarrar el desmadre, pero con el tiempo uno se va acostumbrando. Ya fumo menos, bebo menos y de verdad, los dientes y las uñas los tengo más blancos. Después de una semana de pésima piel, ahorita ya agarró su patín y se le quitaron los granos. Ahora sólo falta arreglar el pedo de la alimentación y mi vida estará back on track (encaminada).
A propósito. Se han quejado de mi spanglish, así que de ahora en adelante le daré una releída a mis posts para detectar los spanglishismos y explicarlos. O sea, chale, lo que hago por ustedes.
Sobre mi trabajo... jajaja, sí ya sé, pero no tengo de otras cosas de qué hablar: cada día lo amo más. A pesar de los altibajos, como el hecho de que no me fui a Culiacán porque cancelaron el evento, todo está poca madre. Pasé mi mes de prueba y me quedan dos meses de beca. Después de eso, espero que me empleen.
La semana antepasada me mandaron a un evento en el Zócalo, por cierto deben ir: es la muestra artesanal y gastronómica del Edo. de México en las instalaciones de Arte de México para el mundo. Es un espacio dirigido a los turistas con muuuuuuucho dinero. Lo que puedes encontrarte en un mercado del Edomex a 100 o 200 pesos, digamos un trabajo de cestería o textil, en la tienda del lugar te sale en 700 maracas.
Conocí en la inauguración de esta onda a gente muy interesante, como unas personas que hacen "ecoarte", pronto les subiré la entrevista a un podcast. Además, bebí algo muy rico llamado Nevado de Toluca, un cocktail parecido a un Alfonso XIII, pero no sé si hecho con mezcal o un licor más fuerte que el de café. Rico. Al domingo siguiente del evento, regresé con mis padres y probé las tostadas azules de trucha, muuuuuy buenas. Este es un platillo de la muestra del Edomex, pero también comí la costilla cargada en salsa de pipián, que forma parte del menú permanente del restaurante, y muy bueno, con tortillitas azules. Y sí es un poco alto el precio, pero lo vale. Sólo la comida y la vista, porque el servicio PÉSIMO. Pero ahí sí nos compensaron, y las bebidas nos salieron gratis. Lástima que nunca le llevaron su limón a mi mamá.
Este lugar se encuentra en Monte de Piedad No. 11, en el lado derecho de la Catedral. El restaurante en el sexto piso, da una vista maravillosa del Zócalo, incluso a veces se pueden ver los volcanes.
El jueves pasado fui a cubrir un evento de Alberta, Canadá. Fue un desfile de modas, patrocinado por la oficina de promoción de Canadá. El diseñador, Paul Hardy, bieeeen simpático, platicamos un rato de pendejadas y todo muy chingón. El evento estuvo padre y recordé por qué me gusta tanto mi chamba. Llegué y el trato de lo mejor para los pocos medios que asistimos. Creo que yo era la única de radio. Llegando, mi registro, mi gafete y búscate un buen lugar para ver el evento. Inmediatamente me puse a ubicar a la gente importante, y cuando lo hice, llegué con mi mejor actitud esperando recibir la peor y para nada. El representante de Travel Alberta en México, de lo más amable, me dio una entrevista e hizo que me mandaran a Jenni Dunbar, su símil en Canadá. La mujer de lo más solícita, también me concedió la entrevista y wow.
Ya conseguidas las entrevistas, me dispuse a disfrutar de la velada y me bebí algunas copas de tinto, con canapés y sushi, todo muy bueno. Había martinis, pero no me parecía una noche de experimentos, además eran azules y verdes, y la noche ya era bastante snob como para echarle más.
Después tuve la oportunidad de hacer dos entrevistas más, una de esas fue a Paul Hardy, que igual subiré después. Es super divertido ser periodista, y miren que desde que entré a comunicación se me quitaron las ganas de serlo. Ahora recuerdo por qué quería estudiar periodismo y no comunicación. Pero igual si hubiera estudiado periodismo, no tendría las herramientas que me dio estudiar Relaciones Públicas y otras cosas.
El viernes me tocó ir a checar el programa a la estación en Polanco. Previamente en el día tuve que ir a recoger las cortesías a la Torre Latino que íbamos a regalar en el programa, así que fui a conocer a las invitadas que tendríamos en la noche. Platiqué con ellas un buen rato y nos caímos bien, entonces para cuando llegaran al programa, sería yo quien las recibiera y las hiciera sentir cómodas. Las mujeres llegaron tardísimo, porque se perdieron, pero al final el programa resultó satisfactorio. No muy bueno, pero satisfactorio. Y fue chingón involucrarse en la producción, cuando una sólo tiene que ver con la preproducción.
Esta semana toca tranquila, porque casi toda la oficina se fue a Acapulco al Tianguis Turístico. Yo me quedé, porque como se estaba contemplada mi estadía en Culiacán hasta el sábado, no planearon mi viaje, pero no hay problema. A Culiacán igual iré en Abril y sola, lo cual me da gusto porque... creo que de eso ya hablé.
Finalmente, no puedo quejarme más de lo que puedo agradecer. Tengo amigos grandiosos, compañeros de trabajo agradables, una familia muy conflictiva pero siempre amorosa. ¿Qué más puedo pedir, si apenas me da tiempo de cuidar a los que quiero? Tal vez eso: pedir tiempo. Pedir la fuerza para que no me agarren las prisas y que en el proceso de adultización (tómala, Real Academia de la Lengua) no se me sequen las ganas, ni la risa, ni el amor. Extraño muchas cosas y a mucha gente, pero me quedan muchas más cosas y gente por conocer, así que no me apuro. Todo a su tiempo y a su debido precio.