8:00 am: ingreso en mi automóvil en el estacionamiento del Camino Real de Mariano Escobedo.
8:10 am: las puertas del elevador se abren, doblo una esquina, mis tacones suenan cuando pegan contra el piso, de pronto, se me abre un panorama hermoso. El cielo matutino y una hermosa vista del Castillo de Chapultepec, los cerros atrás de él. Volteo a la izquierda y Torre Mayor, me encanta TM.
8:15 am: ingreso al Salón, donde me espera un vaso de rico jugo de naranja, el típico sabor de hotel, o sea que lo sacaron con extractor industrial. Ajá, ese mero. Y un plato de fruta fresca: melón, cantalope, piña, papaya, sandía, kiwi, zarzamora, grosellas, higo y ciruela. Claro que me acuerdo de todas las frutas, todas me las comí. Una fragante taza de café con crema y grata compañía.
Son esos momentos cuando he pensado con fuerza "me encaaaaanta mi trabajo".
Aproximadamente a las 11, vi otra cara conocida... y atractiva. Edgar, de Milenio. Me cayó muy bien en Culiacán y me dio mucho gusto verlo. Tuve que irme, porque necesitaba llegar a la oficina... no sabía lo que me esperaba. Pero sabía que lo volvería a ver por la noche, en el cocktail del evento.
Lo que pasó en mi oficina, no ahondaré en eso. Sólo diré que fue injusto, excesivo y pasado de lanza contra mi. Voy diariamente a dar todo, lo doy, obtengo resultados... y por un error me quitan responsabilidades y libertades. Por un error me juzgan, por un error, que ni siquiera fue mío, me bajen de nuevo el nivel de trabajo y me subestimen y me reduzcan frente a los demás. Ya. Es todo lo que diré.
El caso es que siempre que me pasan cosas, pienso "bueno, no puede irme peor". Entonces viene Murphy, con todas sus pinches leyecitas pendejas, a callarme la bocota.
¿Ah, no te puede ir peor? ¡Tómala!
¿Querías ir al cocktail en Le Cirque? Pues no vas a ir. Porque cuando vayas hacia tu carro, encontrarás que no está donde lo dejaste, porque a unos tamarindos aburridos y culeros, se les dio la gana de llevárselo hasta el corralón más pinche lejos del mundo.
Y, como no te pagaron, no vas a poder sacarlo. ¡Porque en la oficina te van a correr el lunes, por eso te van a pagar hasta el viernes!
Después de un maldito ataque de ansiedad, después de 3 meses de trabajar bajo presión sin reventar, amando mi trabajo siempre, deseando un descanso prematuro, aunque sea un fin de semana largo; después de trabajar sábados y días feriados, despertar a las 5 y dormirme a las 11, trabajar de 10 a 12 horas, sin hacer jetas ni poner pretextos; después de tres meses en los que mi vida, mi amor, mis amigos, todo cambió radicalmente, hoy digo:
"Odio mi vida".
Porque esta es la historia de mi vida. Que me pasen cosas malas, y luego algo peor.
Perder el autobús a Miami y tener que tomar un avión... y que pierdan mi equipaje en el aeropuerto.
Decidir renunciar a mi trabajo para apoyar a con mi novio con sus proyectos... y cortar con él al poco tiempo.
Enfermarme en las posadas y que el 26 de diciembre se muera mi perro.
Salir de una relación nociva con un attention whore, para... ah, bah, no creo que quieran seguir leyendo, así que ahí muere.
8:10 am: las puertas del elevador se abren, doblo una esquina, mis tacones suenan cuando pegan contra el piso, de pronto, se me abre un panorama hermoso. El cielo matutino y una hermosa vista del Castillo de Chapultepec, los cerros atrás de él. Volteo a la izquierda y Torre Mayor, me encanta TM.
8:15 am: ingreso al Salón, donde me espera un vaso de rico jugo de naranja, el típico sabor de hotel, o sea que lo sacaron con extractor industrial. Ajá, ese mero. Y un plato de fruta fresca: melón, cantalope, piña, papaya, sandía, kiwi, zarzamora, grosellas, higo y ciruela. Claro que me acuerdo de todas las frutas, todas me las comí. Una fragante taza de café con crema y grata compañía.
Son esos momentos cuando he pensado con fuerza "me encaaaaanta mi trabajo".
Aproximadamente a las 11, vi otra cara conocida... y atractiva. Edgar, de Milenio. Me cayó muy bien en Culiacán y me dio mucho gusto verlo. Tuve que irme, porque necesitaba llegar a la oficina... no sabía lo que me esperaba. Pero sabía que lo volvería a ver por la noche, en el cocktail del evento.
Lo que pasó en mi oficina, no ahondaré en eso. Sólo diré que fue injusto, excesivo y pasado de lanza contra mi. Voy diariamente a dar todo, lo doy, obtengo resultados... y por un error me quitan responsabilidades y libertades. Por un error me juzgan, por un error, que ni siquiera fue mío, me bajen de nuevo el nivel de trabajo y me subestimen y me reduzcan frente a los demás. Ya. Es todo lo que diré.
El caso es que siempre que me pasan cosas, pienso "bueno, no puede irme peor". Entonces viene Murphy, con todas sus pinches leyecitas pendejas, a callarme la bocota.
¿Ah, no te puede ir peor? ¡Tómala!
¿Querías ir al cocktail en Le Cirque? Pues no vas a ir. Porque cuando vayas hacia tu carro, encontrarás que no está donde lo dejaste, porque a unos tamarindos aburridos y culeros, se les dio la gana de llevárselo hasta el corralón más pinche lejos del mundo.
Y, como no te pagaron, no vas a poder sacarlo. ¡Porque en la oficina te van a correr el lunes, por eso te van a pagar hasta el viernes!
Después de un maldito ataque de ansiedad, después de 3 meses de trabajar bajo presión sin reventar, amando mi trabajo siempre, deseando un descanso prematuro, aunque sea un fin de semana largo; después de trabajar sábados y días feriados, despertar a las 5 y dormirme a las 11, trabajar de 10 a 12 horas, sin hacer jetas ni poner pretextos; después de tres meses en los que mi vida, mi amor, mis amigos, todo cambió radicalmente, hoy digo:
"Odio mi vida".
Porque esta es la historia de mi vida. Que me pasen cosas malas, y luego algo peor.
Perder el autobús a Miami y tener que tomar un avión... y que pierdan mi equipaje en el aeropuerto.
Decidir renunciar a mi trabajo para apoyar a con mi novio con sus proyectos... y cortar con él al poco tiempo.
Enfermarme en las posadas y que el 26 de diciembre se muera mi perro.
Salir de una relación nociva con un attention whore, para... ah, bah, no creo que quieran seguir leyendo, así que ahí muere.
4 comments:
Mi Brux, entiendo tus problemas y sé que debe ser tremenda la carga de sucesos que te tienen así. Solo el tiempo nos cura y solo la fuerza que hay en nosotros es la que nos hace lvantarnos y continuar. Puede que ahora sea duro imaginarlo pero te levantarás y podrás salir adelante como sea. A mayores dificultades superadas, mayor la persona.
Te quiero mucho y no te rindas.
Gracias, P. De verdad, muchas gracias por el apoyo.
Y ya sé que me levanto. Cada que me pasa lo hago. Algún día les contaré la de "nomás falta que me cague un pájaro".
Es de risa loca, por la ironía.
A todos nos pasa de repente, lo importante pos es saborearlo aunque amargue. Podría ofrecerte un beso negro, pa rematar el asunto!
Yo me sè la del pajaro cagòn, jijijiji.
Animo Brujissssss!!!
(recomendaciòn: acepta el beso negro de la TT)
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