El Extraño Fundamental.

Todo el mundo tiene un "extraño fundamental" en su vida, un extraño que sin quererlo ejerce un raro poder sobre uno. A lo mejor es el chico con los pantalones de mezclilla rotos que te corta el pasto o la mujer que te registra el libro en la biblioteca... un extraño que si vuelves a casa y encuentras que te ha dejado un mensaje en la contestadora que dice: "Déjalo todo. Te quiero. Ven conmigo a Florida", te irías inmediatamente con él.

Douglas Coupland

Yo no tengo mi extraño fundamental. La únicas personas con las que me iría inmediatamente a Florida o al otro lado del mundo, son alguien que conozco bien y alguien a quien no conozco para nada, así que no se vale porque no es ese punto medio que requiere. Pero tengo una amiga que sí lo tiene. Y me da envidia de la buena. Como le dije la otra noche, me gustaría mucho tener su pasión. Ella me comentó que no era pasión, sino obsesión. Pero no es eso. Porque la obsesión sería "debo tenerlo a como de lugar, no me importa su vieja, no me importa la distancia, ni que no me quiera, ¡él debe ser mío!"

En cambio lo suyo es "me encanta, lo quiero y no importa si no estoy con él, no importa si tiene novia, yo lo quiero y tal vez... tal vez algún día podamos estar juntos... ¡y cómo deseo que ese día llegue!"

¿Notan la diferencia? Yo sí. Por eso es pasión, con su extraño fundamental, aquel a quien no ha visto en más de un año y aun siente que rockea su mundo. Y vieran cómo añoro tener alguien así.


Dedicado a la Galletita: que nunca nunca deje de sentir esa pasión que ella y su Pascualina me han reflejado durante algunas semanas.