Estas vacaciones (ay, pinche Bruja, cómo viajas) salieron completamente out of the blue. La verdad es que ni quería ir. Más quería que se fueran mis papás solos para quedarme con casa sola y seguir el relajito de la fiesta del sábado pasado.
Así que empaqué muy desganada y pensando que posiblemente iba a poder ver a mis amigos. Sobre todo a Tats, que fue su cumpleaños esta misma semana. Por desgraaaaacia, tengo un papá muy mamertillo y sobreprotector, pues cuando las cosas pintaban para ver a mis adorados tapatíos, no se pudo. Resulta que a Tats le organizaron una fiesta sorpresa el lunes por la noche, a la cual asistiría so previo encuentro con Rafa en mi hotel. Pero el coche de Rafa no charchó y como ni sabía dónde era la fiesta, no pude lanzarme a la aventura. Para echarle más: mi celular es una mierda con nada de señal, y en el cuarto del hotel no podía recibir llamadas. Así para cuando Tats quiso comunicarse conmigo, no pudo y cuando yo le llamé, ya era muy tarde para Don Eric y no me dejó salir. Snif. En fin, el lunes lo aprovechamos para subirnos al Tapatío Tour, que es algo así como el Turibús Jalisquil. Agradable, pero chingos de sol. No conocí nada que no hubiera conocido ya.
Cuando le pedí permiso (suena tan ridículo, dado que nunca le pedí permiso para nada), se negó a dejarme ver a Tats el martes, el mero día de su cumple. Y por más jetas que le puse, no me dejó y no me dejó. Total que ese día nos trepamos nuevamente al Tapatío Tour que nos llevó a Tlaquepaque. Ahí disfrutamos de una caminata por el andador y window shopping en las galerías tlaquepaqueñas (que ya no sólo venden jarritos, coño, que todo se me antojaba).
Para pasarnos el trago amargo de no poder ver a mis amiguis, que nos metemos al Parián y degustamos unos tequilitas, sabrosones, pegadores, banderitas. Y ándale, que se nos acerca un trío mocho, con sólo dos guitarras y se tocaron unas bien llegadoras y que me canto Paloma Negra, de lo más horrible que la he cantado. Pero en fin. Después del trío, cuando ya mero nos íbamos, que se nos acerca un mariachi, y ándale, más pegadoras. No es por nada, pero ¡qué mariachi! En serio que no había escuchado uno tan chingón como éste del Parián. Nos la pasamos muuuuy bien.
Por la tarde ese mismo día nos fuimos a "pasear" a la Galería del Calzado... Titti y algunos más saben que fue como llevar a un niño a una dulcería... y sí, salí con un par de zapatitos nuevos bien lindis. Wiiiii, unas son botas a la Mammoth/Aspen Style y las otras unas zapatillas slipers piporras. Pero en esta ocasión no les tomaré fotos, porque luego me critican. Mejor me las ven puestas y ya me dicen "aisss, tus pipooooorras".
Después, por la noche, aprovechando que la Psycho Bruja se había comprado sus tan anhelados Chamucos, mis papás decidieron apropiarse de uno de cuartito y nos lo chupamos en la terraza del hotel. Qué buenérrimo es el Chamucos, la bebida oficial de este blog. Y yo decía "ais, qué bueno que compré DOS botellas: la de cuartito y la de tres cuartos, como quiera que sea tengo pa' rato". Yeah right.
Al dia siguiente decidimos encaminarnos a Tonalá... pero no recuerdo qué hicimos antes... uhm... bah, como sea fuimos a Tonalá a comprar cositas lindas y tengo una jarra nueva que combina con mis vasitos... siento que esto ya lo dije... dejen checo... nah, se lo debía platicar como tal a alguien. El caso es que el año pasado compré unos vasitos pecosos lindurísimos y en esta ocasión encontré una jarra del estilo, sólo que de otros colores. Soy feliz. Bueno no, pero déjenme hacerme pendeja. Lleno mis vacíos con aspectos materiales y... ¡mñake! No abriré las ventanas de mi alma para ustedes, ingratos del diablo.
Sólo por eso, seguiré con la siguiente parte del relato otro día. Ya quiero que sea 20 para estar en el Virreyes... nah, ya quiero que sea el próximo fin, porque está la ventana abierta a lindos momentos... y luego el Virreyes. Por cierto, se acercan muchos cumpleañoños. Wiiiiii.
Así que empaqué muy desganada y pensando que posiblemente iba a poder ver a mis amigos. Sobre todo a Tats, que fue su cumpleaños esta misma semana. Por desgraaaaacia, tengo un papá muy mamertillo y sobreprotector, pues cuando las cosas pintaban para ver a mis adorados tapatíos, no se pudo. Resulta que a Tats le organizaron una fiesta sorpresa el lunes por la noche, a la cual asistiría so previo encuentro con Rafa en mi hotel. Pero el coche de Rafa no charchó y como ni sabía dónde era la fiesta, no pude lanzarme a la aventura. Para echarle más: mi celular es una mierda con nada de señal, y en el cuarto del hotel no podía recibir llamadas. Así para cuando Tats quiso comunicarse conmigo, no pudo y cuando yo le llamé, ya era muy tarde para Don Eric y no me dejó salir. Snif. En fin, el lunes lo aprovechamos para subirnos al Tapatío Tour, que es algo así como el Turibús Jalisquil. Agradable, pero chingos de sol. No conocí nada que no hubiera conocido ya.
Para pasarnos el trago amargo de no poder ver a mis amiguis, que nos metemos al Parián y degustamos unos tequilitas, sabrosones, pegadores, banderitas. Y ándale, que se nos acerca un trío mocho, con sólo dos guitarras y se tocaron unas bien llegadoras y que me canto Paloma Negra, de lo más horrible que la he cantado. Pero en fin. Después del trío, cuando ya mero nos íbamos, que se nos acerca un mariachi, y ándale, más pegadoras. No es por nada, pero ¡qué mariachi! En serio que no había escuchado uno tan chingón como éste del Parián. Nos la pasamos muuuuy bien.
Después, por la noche, aprovechando que la Psycho Bruja se había comprado sus tan anhelados Chamucos, mis papás decidieron apropiarse de uno de cuartito y nos lo chupamos en la terraza del hotel. Qué buenérrimo es el Chamucos, la bebida oficial de este blog. Y yo decía "ais, qué bueno que compré DOS botellas: la de cuartito y la de tres cuartos, como quiera que sea tengo pa' rato". Yeah right.
Al dia siguiente decidimos encaminarnos a Tonalá... pero no recuerdo qué hicimos antes... uhm... bah, como sea fuimos a Tonalá a comprar cositas lindas y tengo una jarra nueva que combina con mis vasitos... siento que esto ya lo dije... dejen checo... nah, se lo debía platicar como tal a alguien. El caso es que el año pasado compré unos vasitos pecosos lindurísimos y en esta ocasión encontré una jarra del estilo, sólo que de otros colores. Soy feliz. Bueno no, pero déjenme hacerme pendeja. Lleno mis vacíos con aspectos materiales y... ¡mñake! No abriré las ventanas de mi alma para ustedes, ingratos del diablo.
Sólo por eso, seguiré con la siguiente parte del relato otro día. Ya quiero que sea 20 para estar en el Virreyes... nah, ya quiero que sea el próximo fin, porque está la ventana abierta a lindos momentos... y luego el Virreyes. Por cierto, se acercan muchos cumpleañoños. Wiiiiii.
1 comment:
Ya me confundí... ¿el "gachupín" sabrá que este blog NO es de la elota, o pensará que viene a leerlo?
No entiendo, que alguien me explique... es que ya dejó de ser gracioso y comienza a ser muuuuy extraño.
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