¡Dameras!

A petición del Reycito, una reseña ilustrada de las dameras.

Brinquémonos todo el proceso de hacer la masa. Vayamos a lo bonito:

¡Las tiras de masa, listas para ser galletas!

Oh, pero gran Bruja, mistress del horno, ¿cómo toman forma de cuadritos de ajedrez?

Sáquense, nunca les diré. Pero lo que sí les diré y si no que venga alguien a corroborarlo, es que son tan ricas como vistosas. Son una maravillosa combinación de mantequilla y chocolate, que son bellas para todos los sentidos. Neta neta neta, todos. La textura suavecita, el olor tenue pero dulce, la apariencia elaborada e interesante, el sabor irresistible y un sonido grato al morderlas. ¡YUM!

Dameras en su forma cruda, ¡listas para los minutos de horno! Oh sí, las dameras se hornean rapidísimo. Escasos minutos. ¡El pedo es armarlas! Y así es como una Bruja pasa la noche entera preparando dameras. Además, con un hornito pequeñito como el mío, nomás era de a charola por vez. Snif.

El primer batch de dameras horneadas. No siempre quedan parejitas en los cuadros, pero sólo el ojo entrenado lo nota.

¡Yum! Charola llena de dameras. Mías y no les doy. Liqui liqui.

De más cerquita, se aprecian mejor los cuadritos. No se puede jugar a las damas en las dameras, pero son simplemente una linda manera de presentar galletas riquísimas.

¿Y qué creen? Que además duran un chingo. Yo pensé que en una semana ya estaban rancias or so... ¡pero no! Hoy, enero 12, las dameras de Beca llegaron a su casita igual de ricas que desde el primer día. ¿Cómo lo sé? Pues porque algunas dameras que no lograron llegar a sus destinos (ejem, Janin, ejem... Memo... ejem, Chin... se las debo), se encontraron con un destino trágico en mi barriga.

Sorry! Un vale por dameras para la próxima Navidad. Es que en serio... son de esas cosas que haces en ocasiones especiales. Sí son una chinga, ¡pero lo valen!

¿Saben qué estuvo también bien padre? Que las que sí encontraron el camino a sus destinatarios, fueron recibidas con mucho gusto y aprecio y ¡yai! Me encanta complacer a la gente que quiero/aprecio.

Y ya. Dameras, ¡delish!