Y con ustedes...

Al atardecer, los cerros se reflejan en el edificio del otro lado de la calle. Es lo más bonito del día.

Mi compu nueva. El CPU es chiquito, de la altura de mi agenda, que ni tamaño carta es.

Mi vista matutina. No se aprecian los colores ni la luz esa azul tan linda del amanecer.

Ese edificio es la Torre Mexicana, mejor conocida como "La Licuadora".

Mi oficinita de estos últimos cuatro días. La vista podría estar peor, la neta. Y pues sí me gusta, porque veo cielo, y con el atardecer se ilumina bien padre la oficina. Y es bien padre llegar tempranito para rellenar mi termo en el 7 Eleven, sentarme a hacer un sudoku, luego prender mi compu nuevecita (llegó ayer), leer las noticias y así hasta que comienza a llegar la gente.

Luego, caminar por Insurgentes para buscar qué comer. Hay mucha gente, bonita y fea, ocupada y desocupada, tranquila y estresada. A mí me gusta ser de las primeras opciones al mismo tiempo. Tengo una hora para comer y lo hago en media, y regreso a la oficina y tengo cosas qué hacer. Es chingón tener tanto trabajo que se te va en chinga el tiempo y a veces ni te alcanza.

Salvo hoy, claro, que tuve dos horas de hueva total. Pero fuera de eso, he pasado días muy felices. Hasta soporto bien el regreso con tráfico y sobacos olorosos, que nada que ver con el trayecto rápido y tranquilo de las mañanas. Me encanta mi trabajo, no hay estrés pero sí mucha emoción. Por cierto, escuchen de lunes a viernes el programa en el 103.3 de fm. Es MUY probable que escuchen diariamente mi dulce voz... y pronto con más importancia.