Monday, May 01, 2006

Bruja VS. los Elementos

El sábado fui por segunda vez al Ajusco a prender fogata y beber cerveza. No entiendo a quién se le ocurre beber cerveza con el frío del cerro, pero a falta de un buen tequila barato, ps había que irse por la opción baratera.

Digo que es la segunda vez, porque la anterior fue el sábado antepasado. Nos gustó, bastante. El problema de la primera vez es que iba en nuestro grupo una chamaquilla de 15 años, que le mintió a la mamá sobre su paradero y luego se empezó a frikear con que su hermana la había ido a buscar. Háganme el favor. No le solté un estatequieta porque consideré su edad y su manera de hablar (tipo que hablaba así, o sea hello, cierro un ojo, cierro el otro y ¡nada que ver! y pues te diría que te compraras un bosque, pero ya tienes todo el Ajusco entonces piérdete, byeee).

Además, ese día llovió antes de que llegáramos, así que la leña estaba bastante mojada y la fogata nunca prendió. Ese día los elementos ganaron la batalla, pero como yo tenía una botellita de Chamuquitos a la mano, no me importó mucho.

Este sábado llovió muy poco, pero lo suficiente para dejar un hermoso cielo despejado, salpicado de estrellas. Sin luz de luna, pero de verdad un bonito espectáculo. Lo que descubrimos esta vez es que... tengo que irme más pa'trás...

Ese lugar al que fuimos es una casa tipo Chalet, que tiene un jardín/laberinto, muy divertido, por cierto. Y entonces lo que descubrimos es que puedes prender tu fogata en el centro del jardín/laberinto, obteniendo así una intimidad y aislamiento chidos, salvo los weyes que se aventuren al laberinto (que en este caso éramos nosotros descubriendo a los suertudos del centro).

Yo siempre he sido una persona muy outdoorsie: me gusta acampar, prefiero hacer ejercicio al aire libre que en un gimnasio, me gustan los animales, las fogatas y esas cositas. No tengo pedos en dormir en un sleeping bag y los bichos no me dan taaaaanto asco. Así que estas experiencias de ir y prender una fogata y oler los pinos y mojarme con la lluvia me agradan mucho, me recuerdan mi infancia en la que por lo menos cada año me iba de campamento con el curso de verano.

Tal vez por eso es que no soy la muñequita que mucha gente espera que sea. Me da risa que los hombres se sorprendan porque sé abrir una chela con el encendedor o con la orilla de una mesa. Que sepa que atizar un fuego es la mejor manera de reavivarlo. Que tome tequila derecho y a boca de botella. Que me baje para ayudarlos a empujar un carro. Que cargue leña en vez de quedarme sentada viendo cómo lo hacen. Que me revuelque en el pasto y que no me importe atorarme en una rama. Que tenga vértigo pero aun así no me importe subirme a lugares altos. Que levante a gente sobre mis hombros.

Ese tipo de cosas las hago on regular basis. Y los que me conocen bien las aceptan e incluso las aprovechan. Pero me he llegado a preguntar: ¿son esos ligerísimos y casi imperceptibles detalles los que me mantienen de a solana? ¿Uno de cada cuántos tipos se sienten atraídos por una extreme girlfriend? Digo, pa' llevar la cuenta y esperarme a que hagan efecto las pinches estadísticas. Ya medio me aburrí de los amigos... y no pienso cambiar para levantar lata.

Buen inicio de semana, bonito día de asueto y que echen la hueva rico.

3 comments:

Kadenian said...

Psss ni que fueras taaaaan extrema.

Unknown said...

De haber sabido que cargas a la gente en hombros, me hubiera aprovechado también.

Seymus said...

nahh, es chido que seas así,a mi me gustaría jugar competencias de destapar chelas con mi mujer, pero ni con el destapador me gana cuando tengo mi cuchara mágica.