Respuesta a Jess: A dónde van los perros.

Bisquet, 1997-2006*

Efectivamente, los perros, entre otros animales exceptuando algunos hombres, son muy sensibles y sensitivos (que no es lo mismo). Antes de que yo llegara a mi familia, llegó Pitipi, un maltés cruza con pequinés, muy peculiar el perro y harto cariñoso. Estuvo en la familia muchos años, era super listo y super fiel. A pesar de su diminuta talla, se ponía al tú por tú con cualquiera que amenazara la seguridad de la familia. Obviamente le tocaron sus madrizas, pero también tenía su lado suave, cuando le tocó ser niñero de las crías de la Garfila, una gata que parió en la cama de mi hermana y luego casi se ahoga con todo y gatos en un tinaco. Mi papá salvó tres gatitos y a la madre y Pitipi se aseguró de que mientras estuvieran en casa, se portaran bien y estuvieran sanitos. Cuando se quedó ciego, se sabía de memoria el trayecto a casa de mi tía y de regreso, y si en casa le movíamos un mueble, chocaba contra él, porque le movíamos el mundo entero.
Cuando apenas podía moverse, una mañana se salió y no volvió. Dice el de la basura que lo vió alejarse por la avenida, cosa rara en un perro de hábitos muy fuertes. Nunca volvió y jamás respondió a los llamados. Tenía casi 16 años cuando se fue, no tenía casi ya dientes y sus ojos eran dos esferas grises e inútiles... pero su instinto afilado, como siempre. ¿A dónde iba? Quién sabe, pero en definitiva lejos, muy lejos... para no hacernos o no vernos sufrir.


Pero definitivamente, todos los perros se van al cielo... de los perros.








* esta imagen es lo que me tatuaré cuando tenga la oportunidad, en homenaje al perro que más he amado.