Sexy, parte segunda: el corset.

Habiendo hablado ya de los stilettos, me gustaría seguir por la misma línea de lo sexy/fetish y hablar del corset. El fin esencial de un corset es contraer el torso y así darle forma, de acuerdo a la silueta de moda. Esto lo logra reduciendo la línea de la cintura y soportando el busto.

La historia del corset va mucho más atrás en el tiempo que la del stiletto; hasta el siglo XVI, cuando comenzaron a utilizarse como una prenda común en la vestimenta de la mujer. Su arcaica estructura de varias capas de tela y soportes de madera prevaleció hasta fines del siglo XVIII. Para 1800, la silueta de moda era la de reloj de arena, con la línea de la cintura casi abajo de la del busto, acentuando así también las caderas, siempre buscando una figura delgada. Esta moda era incluso deseada por el género masculino, quienes también utilizaron corsets. Definitivamente la moda de entonces la dictaba lo que se llevaba bajo la ropa, no la ropa misma.

A principios del siglo XX, la silueta "S" cobró popularidad, por lo que fue introducido un corset que forzaba las caderas hacia atrás y el busto hacia adelante, lo que se pensaba que no oprimía tanto el abdomen. Sin embargo, esta silueta duró poco tiempo, pues pocos años después se prefería una forma más natural y una cintura más alta.

Para la Primera Guerra Mundial, la falta de acero propició que se dejaran de usar los corsets, pues estos habían comenzado a usar este material desde 1860 para confeccionar las varillas de soporte. Aunado a esto, la llegada del brassiere también provocó que el corset fuera olvidado por la moda.

¿Cómo una prenda asociada a la opresión fisica y social y a la castidad vuelve a estar de moda? Es extraño, a pesar de la eterna búsqueda de la comodidad en la moda. Sin embargo, la fascinación por los corsets hoy en día es latente. Su significado en la era victoriana, de poder sexual del hombre sobre la mujer, hoy dista mucho de ser correcto. Aunque se les considera lencería, también son utilizados como prendas exteriores y las mujeres más bien los utilizamos como una intimidante y seductora prenda, como símbolo de nuestro poder sexual sobre los hombres.

Si bien es una prenda relacionada con el bondage, el corset se ha filtrado en la intimidad e incluso en el mainstream. No olvidemos a Madonna y su corset diseñado por Gaultier, bajo un traje, como clara ironía del poder de género. Incluso en su Confessions on a Dance Floor, la diva y precursora de modas, utilizó corsets acondicionados para su moda retro 70era.

El erotismo del corset es indudable. Define las curvas naturales del cuerpo y acentúa esas zonas que se llevan la corona como las preferidas por los hombres: senos y caderas. Pero también posee un significado histórico, artístico y social. Es un objeto de arte, de culto, fetichista y casi prohibido. En resumen es una prenda simplemente exquisita, enigmática y cautivadora. Definitivamente una prisión y una tortura, pero que muchas mujeres estamos dispuestas a pagar e incluso estamos gustosas de hacerlo, pues la sensualidad y la cachondez del corset no tiene comparación.