Eso sentimos cuando terminamos con alguien. Sentimos que se queda con un pedazo de uno. Y así pueden pasar las parejas y blah y ese pedazo que nos falta, que ya son pedazos, nos siguen pudiendo.
Pero esto sólo en sentido figurado, a menos que seamos unos enfermos que efectivamente nos quedamos o damos un pedazo de nosotros, de nuestra fisonomía. Llámese un rizo de cabello (lo he hecho, me disculpo por eso), uñas, carne, sangre... a mí me ha tocado recibir rizos, piedras en el organismo, costras y así. Que quede claro: nunca pedí alguna de esas cosas.
IN FACT, yo quería que me devolvieran el tumor que me extirparon para quedármelo como mascota. Se iba a llamar Pipo. Pero según el Dr. Marroquín, al extraerlo lo hicieron pedacitos. ¡Pero ni mis pedacitos me devolvió!
Como sea, nada de eso se compara con lo que una mujer de Malasia hizo con su supuesto marido. Cuando el departamento en el que la doña vivía se vendió en una subasta bancaria, y su nuevo dueño fue a limpiar su recién adquirida vivienda, un fuerte hedor los guió a él y al guardia que lo acompañaba, a un refrigerador que se encontraba sellado con masking tape.
Al abrirlo, descubrieron el cuerpo de un hombre cortado en 11 pedazos guardados cuidadosamente en bolsas negras para la basura. Según cuentan, la familia perdió contacto con la víctima desde hace dos años, y la viuda se había mudado desde tres meses atrás. Los análisis periciales determinarán si murió hace dos años o menos.
Lo que es cierto es que, si llevaba muerto tanto tiempo, la mujer sí que quería quedarse con él. Hasta que la muerte... o un cuchillo... los separe... en cachitos.
IN FACT, yo quería que me devolvieran el tumor que me extirparon para quedármelo como mascota. Se iba a llamar Pipo. Pero según el Dr. Marroquín, al extraerlo lo hicieron pedacitos. ¡Pero ni mis pedacitos me devolvió!
Como sea, nada de eso se compara con lo que una mujer de Malasia hizo con su supuesto marido. Cuando el departamento en el que la doña vivía se vendió en una subasta bancaria, y su nuevo dueño fue a limpiar su recién adquirida vivienda, un fuerte hedor los guió a él y al guardia que lo acompañaba, a un refrigerador que se encontraba sellado con masking tape.
Al abrirlo, descubrieron el cuerpo de un hombre cortado en 11 pedazos guardados cuidadosamente en bolsas negras para la basura. Según cuentan, la familia perdió contacto con la víctima desde hace dos años, y la viuda se había mudado desde tres meses atrás. Los análisis periciales determinarán si murió hace dos años o menos.
Lo que es cierto es que, si llevaba muerto tanto tiempo, la mujer sí que quería quedarse con él. Hasta que la muerte... o un cuchillo... los separe... en cachitos.
1 comment:
Que feito¡¡¡
Para que diablos te sirve tu esposo en cachitos en tu refri??? =S eso no es amor es LOCURA, DEMENCIAAAAAAAAA¡¡¡¡
Wakalaaaaaaa¡¡...que miedoooo
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